Mientras Ucrania ha aceptado un cese al fuego sin exigir condiciones previas, Rusia ha respondido con una lista de demandas adicionales, dejando en suspenso cualquier posibilidad de un acuerdo inmediato. La propuesta inicial, promovida por el presidente de EE. UU., Donald Trump, sugería una tregua de 30 días, pero el Kremlin ha indicado que cualquier alto al fuego debe conducir a una “paz duradera” y abordar las causas profundas del conflicto.
La reacción de Putin
La reacción de Moscú sugiere que el presidente ruso, Vladímir Putin, está utilizando la negociación como una herramienta para asegurar concesiones adicionales de Occidente. “Estamos de acuerdo con la propuesta de cesar las hostilidades”, dijo Putin en una conferencia de prensa en el Kremlin, “pero esto debe garantizar que la crisis no se repita”. Sus declaraciones reflejan una postura que deja abierta la posibilidad de continuar con la ofensiva si sus condiciones no son satisfechas. Además ha expresado escepticismo sobre la propuesta, sugiriendo que podría ser una táctica para que Ucrania se reabastezca y reorganice sus fuerzas.
Internamente, el Kremlin enfrenta presiones de sectores nacionalistas que ven cualquier tregua temporal como una oportunidad para que el enemigo se fortalezca. Estos grupos argumentan que una pausa en las hostilidades podría ser perjudicial para los avances militares rusos y permitiría a Ucrania recibir más apoyo occidental.
Por otro lado, mantener una relación favorable con Trump es crucial para Rusia, especialmente considerando la posibilidad de redefinir el orden internacional y aliviar las sanciones económicas. Sin embargo, ceder demasiado podría ser visto como una traición por los nacionalistas, debilitando la posición interna de Putin.
Trump, Ucrania y una política exterior ambigua
Situación de la guerra el 13 de marzo de 2025
El presidente Trump ha sido criticado por su trato desigual hacia Ucrania en comparación con Rusia. Mientras ha amenazado a Kyiv con la suspensión del apoyo militar e inteligencia si no se avanza en negociaciones de paz, no ha aplicado la misma presión a Moscú. Esta postura ha generado preocupación entre los aliados de Ucrania en Europa, quienes temen que Washington pueda estar preparando el terreno para una “gran negociación” con Putin que comprometa la seguridad del país invadido.
Recientemente, se filtró que altos asesores de Trump han sostenido reuniones clandestinas con políticos de la oposición ucraniana, supuestamente explorando opciones para debilitar la posición del presidente Volodímir Zelenski, estos políticos reafirmaron que no están por forzar elecciones mientras se mantenga la ley marcial producto de la guerra, ya que esto iría contra la Constitución del país. Esta información, sumada a la reducción del apoyo militar y la posibilidad de levantar sanciones a Rusia, refuerza la percepción de un giro en la política exterior estadounidense, ahora menos comprometida con la defensa de Ucrania y más interesada en un acuerdo que traiga cualquier paz, sin importar que éste pueda beneficiar más a Moscú.
En un momento en que Putin parece haber rechazado la propuesta de tregua de 30 días promovida por Washington, muchos analistas ven esto como una prueba de fuego para la administración Trump. El presidente estadounidense ha prometido endurecer su postura contra Rusia si no hay avances en las negociaciones, pero hasta ahora ha mostrado una tendencia a conceder terreno antes de iniciar cualquier diálogo, incluyendo aceptar la permanencia de Rusia en los territorios ocupados y rechazar la posibilidad de una futura integración de Ucrania a la OTAN.
Mientras que las medidas de presión contra Ucrania han ido desde llamar dictador a Zelenski, a cortar los informes de inteligencia, suministro de armas antiguas del ejército de EE.UU. (que están siendo reemplazadas por nuevas) y votar en línea con Corea del Norte, Irán y Rusia en la ONU las resoluciones sobre la guerra, con Rusia Trump ha amenazado con sanciones y aranceles, terminando la frase con un “gracias”, sin embargo, hasta el momento no ha habido endurecimiento, por lo que está por verse cuál será su reacción ante la negativa rusa de aceptar un cese al fuego de 30 días propuestos por la administración Trump. La opinión pública ucraniana se muestra desfavorable a la administración estadounidense, al creer que no favorece los intereses nacionales de Ucrania.
El factor de los Memorandos de Budapest
La postura de EE. UU. también ha reavivado el debate sobre los Memorandos de Budapest de 1994, en los que Ucrania acordó entregar su arsenal nuclear a cambio de garantías de seguridad por parte de Rusia, EE. UU. y el Reino Unido. La falta de acción contundente por parte de Washington y Londres ante la agresión rusa ha generado dudas sobre la credibilidad de los compromisos occidentales en materia de seguridad internacional.
Con Rusia consolidando su control sobre aproximadamente el 20% del territorio ucraniano y avanzando en la región de Kursk, Ucrania enfrenta una situación crítica. A pesar de ello, Zelenski ha aceptado el cese al fuego sin condiciones, una medida que parece buscar evitar más bajas civiles, ganar tiempo para reorganizar su defensa, además de enderezar las relaciones con Trump.
El dilema de Occidente
La comunidad internacional observa con preocupación la evolución de estos acontecimientos. La Unión Europea ha mantenido su postura de apoyo a Kyiv, pero la falta de una posición firme por parte de EE. UU. podría debilitar la unidad occidental frente a Rusia.
En este contexto, la gran interrogante es si Trump está dispuesto a mantener una línea dura contra Putin o si, por el contrario, su administración está allanando el camino para una resolución del conflicto que pueda favorecer en gran medida los intereses rusos a expensas de Ucrania. La próxima jugada del presidente estadounidense definirá el futuro de la guerra y, posiblemente, el equilibrio geopolítico global.
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