San Valentín: Hoy se celebra el Matrimonio católico.

Como todos sabemos, el 14 de febrero, el mundo celebra “el día del amor”, y más actualmente, probablemente para no dejar fuera a los “incels”, se le ha añadido a dicha celebración también la etiqueta de celebración de la “amistad”.

Este día también ha sido victima del proceso de secularización modernista revolucionario, tal como lo ha sido la Navidad, la Pascua, y últimamente la “víspera de todos los Santos” (All Hallows Eve). Fiestas católicas que celebran la fe en Cristo y su Iglesia, que la Revolución y el mundo, en su odio por Nuestro Señor ha trastocado en materialismo, ocultismo y mal gusto.

Lo cierto es que este día, 14 de febrero, el Martirologio Romano, conmemora a un mártir de la Iglesia Católica: San Valentín, sacerdote. Su historia, conforme a la tradición, es la siguiente: En la época del emperador romano Claudio II, el Gótico (Siglo III D.C.), célebre por sus persecuciones en contra de los cristianos y porque prohibió a los jóvenes casarse,  ya que creía que los solteros eran mejores soldados, que era lo que él necesitaba para defender las fronteras del Imperio, surgió desafiante Valentín de Roma.

En efecto, ante dicho injusto edicto que prohibía el matrimonio, Valentín de Roma empezó a casar secretamente a los jóvenes bajo el ritual de la Iglesia. Al enterarse el emperador, lo mandó a llamar y le exigió que renunciara tanto al cristianismo, como a desafiar su edicto casando a quienes deseaban contraer dicho sacramento. Valentín, se negó, y fue encarcelado, torturado, apedreado y, finalmente, decapitado en la vía Flaminia (lugar donde posteriormente se construyó una iglesia por orden del Papa Juan I).

Como se observa, entonces, lo que hoy celebramos, es el amor, pero el amor como Dios lo exige, el amor ordenado y sacramental, bajo el matrimonio eclesiástico (no ese que se denomina “civil”, que no es matrimonio, sino que un mero acto administrativo de efectos patrimoniales). El amor que quiere cumplir con el mandato de Dios de “creced y multiplicaos” (Génesis 1:28). Amor que agrada y complace a Dios, pues es figura del matrimonio místico que contrajo Cristo con su Iglesia, y por el cual San Valentín dio su vida.

Volvamos a celebrar ese amor verdadero. Ese que puede, a través del orden familiar, salvar al mundo de su triste, decadente, demencial y patético estado actual.


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