¿Un altar a la propiedad privada?

La columna de Sebastián Izquierdo.

En democaca, rara vez las personas se toman la molestia de estudiar las bases filosófico-teológicas de las ideas que profesan. Al estar dirigido al vulgo, el contenido de las ideas políticas se suele resumir a un slogan, el cual es una pequeña frase de contenido programático — a menudo, maximalista— que sea fácil de entender y de repetir, frase que va acompañada de un par de “argumentos” fácilmente memorizables que la sostienen en una discusión. Lo que se suele olvidar del todo, el piso en el que esas ideas se sostienen, sus puntos de vista fundamentales respecto de la realidad misma que dan como corolario —resultado natural y necesario— las premisas que luego se difunden en la forma de slogans.

Un buen ejemplo de esto es el marxismo, muchas de cuyas premisas se han propalado por el mundo. Pregunte usted a un comunista o a un furibundo anticomunista cuáles son los axiomas en los que se sostiene el materialismo dialéctico —mejor conocido como marxismo—, muy pocos podrán responderlo, y es que la vasta mayoría preguntaría desconcertada “¿qué es un axioma?”.

Así nos encontramos con la democaca, un sistema que lleva 200 años dando el voto a personas que no entienden de política más que un slogan.

Hoy, la ideología de moda es el “libertarianismo” y sus slogans son variados, desde “achicar el tamaño del Estado”, hasta “el respeto irrestricto al proyecto de vida del prójimo”, y sus argumentos son ampliamente conocidos. Pocos son, sin embargo, quienes conocen sus axiomas fundamentales.

Un axioma es una verdad que es autoevidente, se sostiene por sí misma en tanto cualquier intento de refutarla incurre en una contradicción. Por ejemplo pondremos el axioma de racionalidad que reza de la siguiente forma: “el ser humano es racional”, si un ser humano intentase negar la racionalidad de su especie, se vería obligado a usar la razón y de ese modo invalida todo su argumento.

Un supuesto axioma fundamental del libertarianismo es el llamado “axioma de propiedad”, con el que se pretende elevar el principio moral y jurídico de la propiedad privada a niveles axiomáticos, en otras palabras, se quiere volver a la propiedad algo sagrado e indiscutible, un dogma. El supuesto axioma pretende funcionar de la siguiente forma: “cualquier intento de negar la propiedad se hace desde el uso mismo de la propiedad en tanto cada uno somos propietarios de nosotros mismos, de nuestra mente y cuerpo”—me perdonan el resumen—.

El problema de este argumento es que pretende la existencia de un “yo” más allá de su propio ser, más allá del cuerpo y la mente, plantea u obliga a un dualismo en el que las partes integrales de nuestro propio ser no son nuestro ser, sino que son externas a un “nosotros” que estaría en una dimensión distinta. Esto devela una particular ontología y una particular metafísica que es la de Immanuel Kant, y que es la filosofía que utilizó Ludwig Von Mises para establecer los principios apriorísticos de la “praxeología” en su libro “La Acción Humana”.

Como estrategia de marketing y forma de obtener más afiliados, los libertarios suelen repetir que su filosofía política no parte de supuestos ontológicos ni metafísicos, que ni siquiera se ocupa de esas cosas, pero estamos empezando a ver que dicho reclamo es falso. ¿Como podría alguien ser dueño de su cuerpo o, peor aún, de su mente sin existir de forma independiente a estos elementos constitutivos de su ser? Y es que para Kant y sus seguidores, los cuerpos e incluso la mente son “fenómenos” o aparicencias irreales de la verdadera realidad “nouménica” en la que, al parecer, estaría el “ser en sí” de cada uno de nosotros.

EL Padre Osvaldo Lira en su libro “Catolicismo y Democracia” nos expone la brutal falacia que la democracia esgrime cuando quiere plantear que los gobernados sean a su vez los gobernantes. Expone, con gran elocuencia e impecable lógica, la existencia de una serie de relaciones en las que un mismo ente no puede ser agente y paciente en forma simultánea. Para cualquier lector con sentido común, la relación entre propiedad y propietario es una relación de este tipo, lo que implica que el agente y el paciente de la relación deben ser entes diversos entre sí.

Con toda esta discusión no quiero decir que me posicione en contra de slogans libertarios como “achicar el tamaño del Estado”, esa tendría que ser otra discusión, y debo aclarar que muchas de las propuestas programáticas de los libertarios son razonables y deseables. Esta columna busca poner en crisis —mediante crítica— a las bases filosóficas de esta ideología.

No hay un “noumeno” incognoscible y “verdadero” —o más verdadero que un supuesto “fenómeno”—, Dios creó el mundo y lo consideró bueno, me creó con sentidos capaces de conocer ese mundo, esa realidad objetiva y cognoscible. Yo no soy “dueño de mi cuerpo”, yo estoy enajenado al creador por mi bautismo, soy imagen de Dios por creación e hijo de Dios por adopción, a Dios le pertenezco.

La propiedad privada no es un axioma ni es lo más sagrado de la vida social, sin perjuicio de que es evidente en la Ley de Dios, que la propiedad debe respetarse —”no robarás” Éxodo 20:15— pero la propiedad privada no se sostiene a sí misma como principio indiscutible ni como axioma, es sostenida por Dios como norma moral, Él es el indiscutible, el absoluto, el principio y el fin —causa y propósito— de todas las cosas, incluídos nosotros.

Y, si alguno se quedó con la duda, les entrego los axiomas fundamentales del marxismo, para que los conozcan: 1.-La materia es primaria, la conciencia es secundaria 2.-Todo está en constante cambio y movimiento 3.-La contradicción es el motor del desarrollo 4.-La transformación cuantitativa en cualitativa 5.-La unidad y lucha de contrarios 6.-La negación de la negación.

Antes de profesar fervorosamente una idea política, procure ir más allá de los eslogans —con los que puede, ciertamente, estar de acuerdo— y baje a los axiomas, descubra sobre que se sustenta esa ideología y revise si es compatible con sus creencias más trascendentes.

Deseando que sean todos benditos con el don de la sabiduría, por medio del Espíritu Santo, bendiciones y feliz martes.


Contamos con tu aporte para continuar este trabajo no financiado por la élite globalista.

Donar

Related Posts