Los frutos del liberalismo: aumento de la depresión en Chile

En Chile, una de cada siete personas sufre síntomas de depresión moderados o severos, según un reciente informe destacado por Futuro360 de CNN Chile. Este preocupante fenómeno no solo está afectando la salud mental de miles de personas en el país, sino que también plantea serios interrogantes sobre los cimientos del modelo sociocultural que rige nuestras sociedades. Esta situación es, sin duda, el resultado de una sociedad laica, atea, individualista y liberal.

Desde la segunda mitad del siglo XX, el liberalismo individualista ha promovido la autonomía personal como el eje central de la realización humana. Sin embargo, este modelo también ha dado paso a un entorno social donde las redes de apoyo tradicionales, como la familia y la comunidad religiosa, han sido relegadas. Chile, como parte de un mundo globalizado, no ha sido ajeno a esta transición.

El socavamiento de las estructuras comunitarias ha incrementado la sensación de aislamiento. En una sociedad donde la competencia, el rendimiento individual y el consumismo son celebrados, muchos encuentran difícil formar lazos significativos o recibir apoyo emocional. Estudios recientes confirman que la soledad, un efecto directo del aislamiento social, es un factor clave en el desarrollo de trastornos depresivos.

A nivel global, el aumento de la depresión parece estar correlacionado con el alejamiento de los valores tradicionales y el auge del ateísmo. Históricamente, las comunidades religiosas han proporcionado un sentido de pertenencia, propósito y consuelo espiritual frente a las adversidades. Sin embargo, en sociedades cada vez más seculares, estas fuentes de apoyo han perdido relevancia.

En países donde los niveles de religiosidad han disminuido drásticamente, los índices de enfermedades mentales tienden a ser más altos. Esto sugiere que la espiritualidad y los valores tradicionales podrían desempeñar un rol preventivo en la salud mental. En el caso de Chile, el declive de la religión organizada y el auge del escepticismo hacia las instituciones tradicionales podría estar exacerbando la crisis de depresión.

El libro “La Miseria del Individualismo” del autor chileno Sebastián Izquierdo explora estas problemáticas con aguda claridad. Izquierdo denuncia cómo el individualismo extremo, promovido por el liberalismo moderno, está destruyendo los vínculos humanos esenciales para una vida plena. Según el autor, el abandono de los valores familiares y religiosos no solo conduce a una crisis de identidad, sino que también deja al individuo desprotegido ante los retos de la vida moderna.

Izquierdo también destaca cómo el alejamiento de las estructuras tradicionales ha facilitado la proliferación de una cultura de alienación, donde las personas buscan llenar el vacío espiritual con distracciones temporales o bienes materiales. Este enfoque, lejos de resolver el problema, lo agrava, perpetuando el ciclo de insatisfacción y angustia.

La crisis de salud mental en Chile y el resto del mundo exige un análisis profundo de los sistemas sociales y culturales que hemos adoptado. El retorno a ciertos valores tradicionales y la revitalización de las comunidades pueden ofrecer una solución sostenible. En el caso de Chile, esto implica recuperar las raíces de su tradición religiosa católica, presente desde su fundación en 1540, pero progresivamente debilitada por la democracia liberal y el laicismo que han erosionado estos pilares fundamentales.

Mientras las cifras de depresión continúan aumentando, se hace imperativo replantear las prioridades afectivos y explorar modelos que eleven a la familia como categoría política fundamental y la religión como elemento vinculante de las diversas familias en el entorno nacional. Como bien advierte Sebastián Izquierdo, solo a través de una recuperación de lo familiar y lo trascendente podrá nuestra sociedad superar esta crisis de soledad y desesperanza.


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