
El expresidente de Estados Unidos, Joe Biden, generó controversia al ser incluido como miembro honorario de la logia masónica Prince Hall en Carolina del Sur, apenas un día antes de dejar la presidencia el 19 de enero de 2025. Este reconocimiento, otorgado por la Conferencia de Grandes Maestros de la Masonería Prince Hall, lo condecoró con el título de “Maestro Masón” y “honores completos”, un gesto que ha despertado interrogantes en el ámbito religioso, ya que Biden es católico, y la Iglesia prohíbe tajantemente a sus fieles unirse a organizaciones masónicas.
El comunicado emitido por la logia, fechado en tal día, destaca que la membresía fue concedida en reconocimiento a la “extraordinaria dedicación y servicio de Biden a los Estados Unidos”, subrayando valores como el amor fraternal, la verdad y la caridad, pilares fundamentales de la masonería Prince Hall. Sin embargo, esta afiliación simbólica podría tener implicaciones significativas, ya que la ley canónica de la Iglesia Católica considera que unirse a los masones constituye un pecado grave, que podría resultar en la exclusión de los sacramentos e incluso en la excomunión.
Un presidente católico en una logia masónica histórica
La masonería Prince Hall, fundada en 1775 por afroamericanos libres que fueron rechazados por las logias masónicas tradicionales, tiene un papel destacado en la historia de las comunidades negras en Estados Unidos. Biden, ahora el 16.º presidente estadounidense en ser reconocido por una logia masónica, se une a una lista de figuras históricas que han sido parte de esta organización fraternal.
La masonería es conocida por sus rituales secretos y satánicos y su filosofía de fraternidad que es la base de las repúblicas post revolución francesa, aceptando a hombres que profesen la creencia en un “ser supremo”, que no es precisamente el de la fe cristiana. No obstante, para la Iglesia Católica, la pertenencia a la masonería es problemática debido a sus principios filosóficos, que la en el Catolicismo son irreconciliables con la doctrina eclesiástica.
¿Un conflicto con la ley canónica?
Desde 1738, la Iglesia Católica ha condenado la masonería, argumentando que promueve el indiferentismo religioso y socava la autoridad eclesiástica. Aunque el Código de Derecho Canónico de 1983 eliminó la referencia explícita a la masonería, mantiene la prohibición para los católicos de unirse a asociaciones que “atenten contra la Iglesia”. Según el Vaticano, los católicos que forman parte de logias masónicas están en estado de pecado grave y no pueden recibir la Comunión.
La Iglesia Católica ha condenado la afiliación a la masonería desde el siglo XVIII. En 1738, el Papa Clemente XII emitió la bula In Eminenti, condenando explícitamente a los masones y declarando la excomunión automática para los católicos que se unieran a estas organizaciones. La razón principal radica en que la masonería promueve el relativismo religioso, el indiferentismo y, en algunos casos, principios contrarios a la doctrina católica.
El Código de Derecho Canónico de 1983 no menciona explícitamente a la masonería, pero el entonces Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Joseph Ratzinger (futuro Papa Benedicto XVI), emitió en 1983 una declaración clara que reafirma la incompatibilidad entre la fe católica y la pertenencia a la masonería. En dicha declaración, se especifica que los católicos que se afilian a logias masónicas están en pecado grave y no pueden recibir la Sagrada Comunión (Declaración sobre las Asociaciones Masónicas, 26 de noviembre de 1983).
En el caso de Biden, las circunstancias de su inclusión son clave. El comunicado de la logia indica que la membresía le fue “conferida”, lo que podría implicar que no participó activamente en rituales masónicos ni solicitó su afiliación. La ley canónica especifica que el acto de unirse a una logia debe ser voluntario para constituir una infracción.
La intención personal y la aceptación formal son elementos clave en este asunto. Si Biden no aceptó explícitamente la membresía ni participó activamente en la logia, podría argumentarse que no ha incurrido en una violación directa del canon 1374 del Código de Derecho Canónico, que prohíbe a los católicos unirse a asociaciones que actúan en contra de la Iglesia.
¿Excomunión en el horizonte?
En la legislación eclesiástica actual, la excomunión automática (latae sententiae) no se aplica automáticamente en todos los casos de afiliación masónica. Sin embargo, los católicos que ingresan voluntariamente a estas asociaciones están cometiendo un pecado grave, que les excluye de los sacramentos hasta que se arrepientan y se confiesen.
El caso de una excomunión formal (ferendae sententiae) dependería de la evaluación por parte de la autoridad eclesiástica competente (normalmente, el obispo local o el Papa en casos de figuras públicas importantes). Esta sanción no es automática, sino que requiere un proceso formal.
La Arquidiócesis de Washington y la Diócesis de Wilmington no han emitido comentarios al respecto, y es poco probable que el Papa Francisco autorice una investigación formal. No obstante, la situación subraya la tensión histórica entre la Iglesia y la masonería, y reabre el debate sobre las implicaciones de esta relación en el contexto moderno.
Un tema sin resolución clara
En última instancia, determinar si Biden violó la ley canónica depende de los detalles exactos de su inclusión en la logia Prince Hall. Por ahora, la controversia gira en torno a la interpretación de su gesto como un acto simbólico o una aceptación formal, una cuestión que solo Biden puede aclarar y que, en última instancia, podría ser evaluada por el Vaticano. Mientras tanto, su afiliación, aunque sea solo honorífica sigue siendo un tema que es controversial y muestra una actitud herética hacia la doctrina de la Iglesia, como también lo es su posición en favor del asesinato de bebés en el vientre materno.